RETO 2: Francisca de Pedraza. Una luchadora contra la violencia de género.
RETO 2. Miguel A. Marazuela
Zapata.
1.
Vivo en Alcalá de Henares y he estudiado en la
UAH. Gracias a la universidad conocí el caso de Francisca de Pedraza, una mujer
nacida en el s. XVI que sufrió malos tratos por parte de su marido. Francisca
es importante porque visibilizó un problema tabú en su época mediante una
denuncia ante los tribunales que tuvo fama y recorrido en diferentes
jurisdicciones, fue la primera mujer en España en denunciar la violencia de
género. La Asociación de Mujeres Progresistas de Alcalá de Henares creó en 2016
un premio con su nombre en el que están las instituciones alcalaínas como
jurado. Me he centrado en mi localidad y en el ámbito de la universidad porque
me siento orgulloso de haber pertenecido a una institución que realizó un hito
tan importante en la historia de la lucha de género.
2.
Nacida a finales del s. XVI en Alcalá de Henares
y huérfana, su infancia transcurrió en el convento de las Carmelitas Descalzas.
Se casó con Jerónimo Jaras, un vecino popular en la ciudad. Su cónyuge, con el
que tuvo hijos, la sometió a repetidos malos tratos y gastó toda su dote. No
pudiendo soportar más la situación emprendió un proceso legal inédito en la
época. La jurisdicción eclesiástica lo rechazó y Francisca apeló a la
jurisdicción ordinaria que también se inhibió del caso. Sin rendirse acudió al
nuncio del Papa que la otorgó el derecho de recurrir a otras instancias
mediante una dispensa y Francisca llevó el caso a la corte de Justicia de la
Universidad de Alcalá siendo su rector, Álvaro de Ayala, el encargado de juzgar
el caso. La universidad de Alcalá es un lugar en el que se desarrollaba el
Humanismo del Siglo de Oro enfrentado a otras corrientes relacionadas con la
religión. El rector admitió un caso que era popular y polémico en la localidad;
desde su actitud humanista y contra todo pronóstico admitió la demanda y falló
una sentencia a favor de la mujer. El fallo era extraordinario: orden de
alejamiento y divorcio. Su marido presentó recurso a instituciones más elevadas
pero éste fue rechazado por el Justicia de Aragón. Se trata de la última
noticia que se tiene del caso y no se han encontrado más datos de su vida
posterior.
3.
Estamos en el año 1624 y hemos de considerar el
contexto en el que se produce la denuncia de Francisca Guzmán, con una sociedad
bajo la Santa Inquisición y una Iglesia que controlaba todos los resortes de la
sociedad. En esta época el Humanismo nacido en Italia y los Países Bajos
avanzaba lentamente en España con bastantes dificultades por el choque contra
la tradición y las ideas religiosas, mientras la Corona se mantenía a la
expectativa sin decantarse por ninguno de los dos bandos: Alcalá de henares
defiende posiciones humanistas y Valladolid más tradicionales. En esta
situación Francisca no se resigna al maltrato conyugal y plantea una demanda
inédita que envuelve a las instituciones en un caso incómodo. Si Francisca se
hubiese conformado con el primer rechazo del tribunal eclesiástico, o el
segundo del tribunal ordinario, todo se hubiese quedado en el olvido, tal vez
como con otras tantas mujeres, pero Francisca no se resigna y explora otras
vías, dando muestras de valentía y tesón. En aquellos años una mujer casada y
con hijos solo tenía la salida de la resignación ante la violencia o el
suicidio, que hubiese supuesto una lacra para su descendencia. Por eso es
importante, pues no se rinde y se convierte en un elemento incómodo para el
sistema que pretende continuar con el sojuzgamiento de las mujeres.
Su caso debe
ser puesto en valor y figurar como un hito en la lucha de las mujeres por sus
derechos. No hay que dejar pasar por alto que Francisca es una mujer del
pueblo, no noble, y en esa época era un hecho diferencial muy importante. Ni
siquiera tiene familia que pueda defenderla o abogar por ella ya que era
huérfana. Su tesón demuestra un amor propio y una conciencia de su propia valía
extraordinario en una sociedad en que las mujeres ni siquiera podían tener
propiedades si no pertenecían a la nobleza, y aún así con restricciones. La propia
condición de soltería, viudedad o maternidad fuera del matrimonio las condenaba
a una vida de miseria y maltratos. Por último, quiero destacar al artífice de
la sentencia, el rector de la Universidad de Alcalá Álvaro de Ayala. Su valentía
al emitir un fallo que no le iba a granjear más que enemistades y ataques, al
ir contra el estatus establecido, eso habla de su integridad y su sentido de la
justicia: en donde otros no veían más que alguien insignificante él vio a un
ser humano y a una ciudadana con todos sus derechos. Desgraciadamente el
Humanismo perdió la batalla de las ideas y la Iglesia se impuso, con las
consecuencias que para nuestro país se han ido arrastrando en la situación de
las mujeres y en otros ámbitos, pero eso es otra historia.
Fuentes consultadas:
Comentarios
Publicar un comentario