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Quiero comentar una noticia surgida en el 2014: “Mónica Oriol: las embarazadas son un problema para las empresas, no se las puede echar y no se esfuerzan”, adjunto el enlace a dicha publicación.

http://www.eleconomista.es/economia/noticias/6127737/10/14/Demasiada-regulacion-laboral-Monica-Oriol-senala-que-las-embarazadas-son-un-problema-para-la-empresa.html

En su día me impactó mucho cuando la leí.

El ámbito de la problemática que se muestra es el de los roles de género en materia de trabajo, estereotipos y relaciones de género, comprendiendo los tres pilares de la construcción social del género.

La protagonista es Mónica Oriol, participante en la XXV Asamblea Plenaria del CEAL. En su intervención en dicho evento se escuda en una ficticia productividad inferior para incitar a la supresión de las medidas protectoras por discriminación en las empresas. Transforma una medida protectora de la natalidad y del trabajo femenino en una supuesta desventaja. Dice que para que las mujeres lleguen a cargos directivos han de sacrificarse y no escudarse en las leyes. Y  que "El sacrificio para llegar a un puesto directivo tiene un precio: o te casas con un funcionario o tienes un marido al que le encantan los niños".

Afecta al rol de género de las mujeres en las relaciones laborales al excluir de puestos directivos a las mujeres que deseen ser madres y  que deben de soportar todo el peso de la crianza. Postura equivocada que incita a la renuncia de la maternidad y amputa el derecho de tener descendencia. Las mujeres deben renunciar a su carrera laboral y dedicarse al cuidado de los hijos.

Esto subordina todo a la productividad y la ganancia desde una óptica neoliberal y tradicional. Enfoque falso desde su raíz. Una empresa no es menos competitiva por aplicar políticas de discriminación, hay una dimensión social en la empresa. También se apoya en los estereotipos hombre-mujer creados en el constructo social del género. La elección de un marido funcionario o que ame a los niños si quiere tener descendencia es un insulto. Si nos ponemos las gafas de color violeta e invertimos la situación qué opinaríamos si nos dicen a los hombres que si queremos tener familia nos unamos a una funcionaria o una mujer que ame a los hijos para que se queden con ellos. Opinaríamos que es un despropósito.

Oriol entró en un consejo de administración por medio de una cuota femenina: dice que los hombres esperaban poco de ellas, pero que conocer es amar. Los hombres las han aceptado al conocerlas, no por sus capacidades intelectuales. Las mujeres son objeto de amor, el elemento pasivo, no son sujeto de acciones en la empresa, solo le ha faltado decir que “decoran mucho”.

Extraña la posición de Mónica por ser mujer. No tanto si reflexionamos acerca de los ambientes y la educación que ha recibido. He buscado su procedencia y he encontrado esto en https://www.libertaddigital.com/personajes/monica-de-oriol/. Se atisba una educación tradicionalista con alto poder adquisitivo en una familia tradicional. Sus opiniones serán producto del aprendizaje y ambiente en que ella creció. Se señala que tiene seis hijos y su marido no es funcionario, es directiva, ¿no será que la riqueza es un aspecto fundamental del problema del cuidado de los hijos? Su vida desautoriza sus argumentos

La estrategia a seguir para acabar con estas desigualdades es profundizar en la educación de mayores y niños, realizar políticas públicas de concienciación y legislar para que las mujeres tengan un acceso justo al mundo laboral. Si por su sexo el hecho de la gestación y nacimiento recae sobre ellas, es razonable que se las compense facilitándoles su realización personal en el mundo laboral. Es fundamental que la gente sepa que la educación y el cuidado de los niños trascienden el espacio de los progenitores y abarca a toda la sociedad. Esto es inevitable en un mundo cada vez más socializado, conectado y globalizado.

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